En la edición 94 de junio, nos asombramos -y no gratamente-, por que llegamos por esos días a 1.113 víctimas de la pandemia de Covid-19, y nos preguntábamos cuántas más vidas deberían perderse para que se tomara conciencia acerca de lo complicada que era la situación que estábamos viviendo en ese momento, y que continúa con muy poca variación hoy.
Bueno. Al momento de escribir esta editorial, en cifras oficiales estábamos a 84 personas para llegar a 11 mil fallecidos por el virus. Es decir, entre el 1 de junio y al momento en que usted, querido lector, está leyendo estás líneas otros 10 mil chilenos perdieron la vida, por el coronavirus.
Qué significa esto. A mi modo de ver, sólo que nos condolemos desde la boca para afuera, pero en los actos, nos importa bien poco lo que le pase al otro… Total, mientras no me pase a mi o a algún cercano…
¿Nos ha cambiado en algo vivir esta experiencia medio apocalíptica, por sus características? En junio hicimos votos por que la solidaridad, la preocupación por el otro, y por tomar conciencia que si no enfrentamos juntos el problema, no saldremos con rapidez.
Y ya entrando al noveno mes del año, y al séptimo asolados por el virus, ¿podemos sacar alguna conclusión en consecuencia? Sí, claro, y so riesgo de parecer soberbio o equivocado, lo primero que se puede decir es que Tito Maccio Plauto estaba en lo cierto al afirmar que “lobo es el hombre para hombre que desconoce a sus semejantes y sólo ve un tesoro por conquistar…”. ¡Por la flauta que nos cuesta entender! (“Lupus est Homo homini, non homo, quom qualis sit non novit”).
En segundo lugar, que la pandemia nos ha servido para darnos cuenta que las verdades no son tan absolutas, como muchos las predican (“no se puede teletrabajar”, “si sacas el 10% la economía se va a destruir”, “que la clase media existe”, “que los empresarios se van a llevar la plata fuera de Chile”, y un largo etcétera).
También que sigue existiendo la visión equivocada de quienes dirigen, acerca de los que están mejor preparados para sobrellevar un largo encierro (los dentistas son ricos), o qué grupo de profesionales deben tener rigurosos protocolos de atención (otra vez los dentistas tienen que dejar de trabajar y para hacerlo, vestirse como astronauta), y quiénes no (otros profesionales de la salud que también atienden seres humanos); o quiénes deben tener cuarentena y quiénes no, según la “altura” del barrio donde viven y no del peligro de contagio, que es el mismo para todos; y otra vez un largo etcétera.
Y no es por ser agorero del apocalipsis, pero seguro que, ahora que las Fiestas Patrias están a “tiro de piedra”, como dicen en el campo, la presión por relajar aún más las medidas de protección va a ser mayor. Y, por ende, el peligro de un “rebrote” aumentará exponencialmente aunque, en mi opinión, no puede haber “rebrote” si aún no podemos controlar la primera ola de contagios, y que ya quedó en evidencia que, sacando las cuarentenas, aumentan de inmediato las “visitas” a las salas de Urgencias.
Quizás no necesitamos cuarentenas, pero sí medidas criteriosas. Que el teletrabajo se instaure como forma válida de producir o estudiar; evitar las aglomeraciones, aunque cueste entenderlo; diseñar formas de desplazamiento más seguras (es un cambio que la pandemia exige); el uso obligatorio de la mascarilla, aunque no nos guste ni nos acomode. De algo servirá que nos acostumbremos.
Por último, no podemos dejar de mencionar que la Organización Mundial de la Salud ya dejó clarito cuánto tiempo más debemos convivir con el Covid-19, y eso no es ni más ni menos que cerca de dos años… O hasta que otra pandemia nos deje tiritando, como dijo un especialista coreano… Si es creyente, no queda más que decir “que Dios nos pille confesados…”. Y si no lo es, “que el Universo nos ampare…”.
Mientras, nosotros nos acercamos a los 100 números de nuestro Periódico, y queremos compartirlo como se debe. Para eso trabajamos con entusiasmo, con pasión, con humildad. Y nuestro secreto es: Seguir juntos, pero momentáneamente separados, preocupados unos de otros, y con la fe intacta en que saldremos adelante…
El ROCK no se detiene, ¡Y NO VA A PARAR!
Sebastián Jiménez P., @jimenosky
Director Ejecutivo Webdental.cl – Salud y Vida TV
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