La lengua, aquel órgano encargado de reconocer sabores guarda ciertos misterios. Estudios indican que aparte de saber que es dulce, salado o amargo (entre otros sabores) también es capaz de identificar 6 tipos de sabores de lo más particulares.

Fresco: Es perceptible cuando se consume menta, por ejemplo. Relaja  los músculos bucales y también la lengua. “Los receptores que funcionan para este sabor activan en el cerebro la idea de que hay frialdad, cuando en realidad la temperatura lingual es normal”.

Picante: Es el más reconocible de la lista y fundamental para los paladares y lenguas más valientes.

Calcio: Los estudios indican que los humanos poseemos poseemos receptores linguales para detectarlo. “Describimos su sabor como amargo y yesoso, incluso en concentraciones muy bajas. Este mineral es muy importante para nuestro organismo, pero, contra toda lógica, sentimos un rechazo cuando lo detectamos en algún alimento”.

Grasa: Este sabor ha generado debate entre los estudiosos. la duda es si es que los humanos detectamos la textura gruesa de los productos grasos o el sabor a grasa. Lo que si se sabe es que las ratas saben identificarlo

Sabor metálico: Estudiosos indican que la lengua humana posee receptores bucales para detectar el sabor metálico. Además se están preguntando que ” si esto tendría alguna relación con la conductividad eléctrica”.

Dióxido de carbono: Es uno de los componentes de las bebidas, champagne, etc. Estudios recientes demuestran que la lengua posee enzimas que funcionan como receptores de dióxido de carbono.  “Asimismo, se ha confirmado que los alpinistas ―que con frecuencia toman fármacos para evitar los mareos de la altitud― no detectan este sabor, ya que las drogas bloquean las enzimas receptoras de dicho compuesto”.

Increíblemente el cuerpo humano no deja de sorprender.

Fuente: odonto-espacio.com