Más allá de los protocolos de bioseguridad que se deberán implementar, el valor de los insumos, y el mayor volumen a utilizar de éstos, será un factor determinante a la hora de retomar las atenciones a pacientes, en la nueva “normalidad”.
La atención dental cambió. Y para siempre. No sólo por lo que significará extremar los cuidados por los aerosoles, el mayor peligro de contagio por cualquier enfermedad, sino porque los elementos de protección personal a usar, o deberán ser más seguros aún o habrá que usar mayor cantidad de éstos.
Y no es un problema menor. En todo el mundo el clamor de los profesionales de la odontología es, precisamente, ese. La falta de EPP´s (o EPI´s en otros países), ya sea porque debieron ser donados a los hospitales o, lo que es más preocupante, porque subieron su precio tres veces o más.
El reclamo se ha hecho sentir de diversas formas, y la más potente, hasta ahora, es la protesta de los profesionales franceses, que se unieron en un reclamo social, sacándose fotos desnudos (léalo aquí) en sus consultas cerradas, y bajo el hashtag @dentistesapoil (#dentistasestamosdesnudos), que reclaman, precisamente, lo que al inicio se indica: Debieron donar sus EPP´s y ahora su precio se disparó y la duda de a quién le cargarán esos costos ya fue planteada. ¿Y quién paga…? ¿el dentista, el paciente, será subsidiado?
Pero ¿pasa lo mismo en otras latitudes? ¡Por supuesto que sí! Ya lo leímos en la carta de la dentista española María Ángeles Trueba Alvear, quien plantea que tendrá que cerrar su consulta porque no tendrá capital para enfrentar la nueva forma de atender a los pacientes.
Otro ejemplo es Argentina, un país que, a las dificultades económicas, se les agrega lo relegados que se sienten del sistema de salud, del cual no reciben ni subsidios, ni bonos, pero deben seguir pagando sueldos, cargas sociales e impuestos. Y, además, se les suma también el que ya es un problema planetario, los insumos más caros.
¿Cómo es en Chile? La realidad no es diferente. Aunque los profesionales de este país se las han aguantado en silencio. Muy pocos, excepto los órganos colegiados, han expresado preocupación, como es el caso del Colegio de Cirujano Dentistas, cuyo presidente, Dr. Rolando Danyau, en conversación con webdental.cl, dijo que para el sector público, el Estado debe garantizar el abastecimiento adecuado de los EPP´s, y en cuanto al sector privado, el mismo colegio “ha estado buscando posibilidades de intermediar algún tipo de compra con las empresas que distribuyen estos elementos, para asegurarles a los profesionales colegiados los elementos necesarios para cuando volvamos a la normalidad”, a lo que agregó, respecto del alza de los valores de estos insmos, que “pensamos que debería haber una banda de precios regulada por el Estado, para este tipo de elementos de primera necesidad para entregar atención”.
En el “off the record”, sin embargo, se conversa y se discute, que a los profesionales que se desempeñan en el área privada, y que no están colegiados, se les viene la mano dura. Y, precisamente, es uno de los escollos para volver a trabajar. Parece ser que (casi sin temor a equivocarnos) el orgullo no les deja aún ver el tremendo problema que se les viene encima.
Para muestra, un botón. Y este es un ejemplo doméstico. Antes de la pandemia, una caja de 50 pares de guantes de vinilo en una farmacia una persona común y corriente, la encontraba a $ 7.000 aproximadamente. Una caja de mascarillas tenía un valor de no más de $ 4.000 pesos. Hoy, cada par de guantes no baja de los $ 1.000 (o más) y cada mascarilla “quirúrgica”, si la encuentra, no menos de $ 500 pesos (o más). Es decir, una caja de 50 guantes puede llegar a costar hoy, sin ponerse colorados, la friolera de $ 50.000. Y las mascarillas, 50 de ellas, $25.000. Y ojo que estos ejemplos son domésticos.
Claro, por mayor los valores bajan. Pero, a pesar de eso último, ¿cuánto más subieron los insumos? Si una clínica pequeña compraba para el mes una cantidad “X”, ¿qué porcentaje de “X” tendrá que elevar para cumplir con los estándares de bioseguridad que, con toda seguridad, en algún momento se tendrán que adoptar para volver a intentar llegar a una nueva “normalidad”.
¿Cómo responde la industria?
Es probable que esta pregunta no la podamos responder, sin que alguien de este sector se pronuncie motu proprio, y explique las razones del alza, salvo que todo se compre en China, desde donde aparentemente no está llegando mercadería, y que técnicamente los costos hayan variado para producir los mismos insumos.
¿O bien son los intermediarios quienes, artificialmente, y sin que haya una razón excepto “aprovechar” las perversas leyes del mercado de “oferta y demanda” quienes distorsionaron los valores? No lo sabemos a ciencia cierta. Puede haber un poco de ambos.
La única certeza es, irremediablemente, sea por que suban los precios, sea por la cantidad de insumos que se deberán ocupar post-pandemia, la atención odontológica ya no será la misma, porque los protocolos de seguridad lo van a requerir, aunque a todos quizás, nos gustaría que las cosas volvieran a cómo estaban antes de diciembre de 2019… Pero no. Ya no.
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