Fernanda Larraín (Titink.24), tiene 26 años, egresó de la carrera de odontología en la Universidad San Sebastián el 2018 y actualmente cursa un diplomado en Odontología Neurofocal.
La “Feña” – hija de Susana (diseñadora y terapeuta alternativa) y de Rodrigo (arquitecto), la segunda de 3 hermanos, María Paz (31) y Sebastián (21)- nos abre las puertas de su Tattoo Studio para presentarnos su lado B.

Titink.24 es tatuadora desde el año 2015, tiene su propio y muy marcado estilo, es risueña y convive entre la odontología y su pasión: los tatuajes.

– ¿Cómo partió tu pasión por los tatuajes?
Toda la vida me gustó dibujar, mi mamá era diseñadora y mi papá arquitecto, de hecho desde siempre en vez de hacer deporte, por ejemplo, nos dedicábamos a hacer manualidades.  Hoy se coser, se bordar, hacer vitrales y tantas otras cosas más.

– Entonces siempre fuiste una artista?
Si jajaja, fue algo que se dio, una cosa llevó a la otra. De repente tenía las máquinas y mis amigos vieron que mi primer tatuaje me quedó bacán (el que inmortalizó en su propio empeine) y me empezaron a pedir que los tatuara.

– ¿Cómo partiste tatuando?
Antes de tatuarme, partí tatuando frutas. una vez hice una máquina hechiza con un motorcito de auto y tatué una sandía.

– Y ¿cuál es la sensación que produce que las personas te elijan para ser tatuadas?
Es un honor que la gente se quiera tatuar conmigo, porque el tatuaje lo tendrás el resto de tu vida y que te hayan elegido por tu estilo y forma en que tatúas es maravilloso ¡un honor!

– ¿Quiénes se han tatuado contigo? ¿Algún paciente?
A mucha gente de la universidad le hice su primer tatuaje y eso ellos lo recuerdan por siempre. Además tengo pacientes que después se tatúan conmigo y clientes que se tatúan y después se van a atender a la consulta.

– ¿Puedes complementar ambos mundos?
Se complementan los dos, por eso tengo mi agenda 50/50 en la mañana atiendo y en la tarde tatúo. Eso te distrae, no estás todo el día encerrada en un box, llega gente con diseño de todas partes. Ahí tienes tiempo para conversar porque cuando estás en el dentista no se puede conversar mucho… por el eyector!

– ¿En algún momento ocultaste tus tatuajes para tratar pacientes?
Al principio me los tapaba más por el tema de los pacientes nuevos, podían tener algún tipo de prejuicio, pero después cuando te conocen y les das todos los fundamentos y los ayudas, la empatía y buena explicación de su plan de tratamiento es agradecido y se dan cuenta que aunque tengas tatuajes y el pelo morado y rapado, les gusta atenderse contigo por la calidad de persona que eres.

– ¿En que se asemejan el mundo de los tatuajes con la odontología?
Creo que lo más importante es que las dos hacen feliz a las personas.  Ver a la gente que se hace su primer tatuaje, ese que espero demasiado, ese para el que juntó la plata, contemplando el resultado y te abraza y te da demasiado las gracias, es demasiado bacán…  Y bueno cuando le devuelves la sonrisa a un paciente es lo mismo.

– Si tuvieras que elegir entre la odontología y los tatuajes ¿Cuál escoges?
Si tuviera que elegir ¡ay que difícil! Jajaja. Siempre me lo preguntan y digo que no puedo porque los complemento tan bien, pero yo creo que me quedaría con… mis papas me van a matar pero… con los tatuajes… jajajaja.

“Cada vez que se va una persona de la consulta o del estudio, la idea es que se vaya feliz y que vuelva contigo porque hiciste bien el trabajo, es bacán cuando se van felices y te dan un abrazo, después te agradecen todos los días o te mandan fotos con los tatuajes cicatrizando”.

 

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